top of page

Por qué cancelé un proyecto ilustrado


Hoy quiero contarles por qué decidí cerrar un proyecto que me acompañó casi un año en mi escritorio: los Nimboris.


Pero antes de contarte por qué lo cancelé, quiero recordarte rápidamente qué eran los Nimboris. Si me sigues en redes, seguro los viste un montón de veces: eran unas bolitas con coronita, cada una con un color, una piedra y un storytelling emotivo que me encantaba. El nombre nacía de nimbus, como las nubes. Eran seres que venían del cielo… y también de un momento muy difícil de mi vida.


Quiero compartirte mi proceso creativo real porque es importante normalizar que cerrar proyectos también es parte del camino creativo. También quiero mostrarte cómo una idea puede transformarse en otra sin tener que tirarla a la basura.



El origen de los Nimboris


La idea nació en medio de una depresión. Estaba sumergida en días y semanas donde no salía de mi casa para nada. No podía ni ilustrar. Hasta que un día me pregunté: “¿Qué quiere la pequeña Harlemisa?”

La respuesta fue inmediata: “Quiero un muñequito. Chiquito. Cerquita de mí.”


Así nació el primer Nimbori. Luego pensé: “Ok, este será azul y este color va a proteger tal cosa”. Entonces se convirtieron en guardianes. Después vinieron los comics, las ilustraciones conceptuales… y allí aparecieron la ternura, la nostalgia, el misticismo. Eso me encantaba. Me encantaba que tuvieran simbología, narrativa, colores y que fueran como pequeños art toys chiquiticos bien cute.



Ilustraciones de Nimboris hechos por Harlemisa

Lo que sí funcionaba


Lo más valioso del proyecto era la conexión emocional. Nació en un momento muy quieto y vulnerable en mi vida como ilustradora y me alentó mucho. Además, veía un potencial enorme de propiedad intelectual: cómics, tarjetas, productos, ilustraciones, storytelling… todo lo que amo hacer.


Y sobre todo, me abrió otra vez esa puerta de la necesidad de hacer worldbuilding, de darle propósito y vida a mis personajes.



Lo que dejó de funcionar


Pero con el tiempo, el proyecto empezó a sentirse pesado.

La inclusión de piedras naturales dentro del concepto me exigía estudiar cristales, conseguir proveedores, asegurar consistencia… y en ese momento simplemente no tenía la capacidad para cargar con ese tipo de trabajo.

Después vino otro obstáculo: la expresión del personaje. Los Nimboris eran literalmente una bolita con una corona de tres picos y un solo ojo. Solo eso. Expresar emociones desde ahí se volvió muy difícil para mí. Intenté soluciones, pero ninguna se sentía como lo que yo quería.


Y poco a poco, el proyecto empezó a convertirse en incertidumbre, en angustia y en un peso creativo.

Mi interés emocional seguía allí…pero mi capacidad de continuarlo y hacerlo crecer desapareció.


Art toys de Nimboris hechos por Harlemisa


El punto de quiebre


Los primeros tres meses del proyecto fueron maravillosos. Todo fluyó. Pero luego vinieron casi seis meses donde solo estaba forzando y empujando algo que ya no avanzaba.


Hasta que un día dije: “No puedo más. Tengo que soltarlo.”

Tenía otras ideas tocando la puerta y este proyecto no me dejaba avanzar. Me dio rabia, frustración, miedo de dirección creativa… ese miedo que llega cuando sientes que estás dejando otro proyecto a medias.

Pero al final dije: “Lo cancelo. No porque sea malo, sino porque ya no me está llevando hacia donde quiero ir.”


Y una semana después entendí que podía reestructurarlo de otra manera.



Cómo los Nimboris se transformaron en Cobreto


Y aquí aparece Cobreto.

Cobreto nació justamente porque cancelé a los Nimboris. No lo busqué. Simplemente un día me di cuenta de que Cobreto ya estaba listo y que tenía todo lo que quería.


Tenía la ternura.

Tenía el acompañamiento emocional.

Tenía la simbología y un toque de misticismo.

Tenía ese espíritu de “guardían chiquito” que tanto amo.

Y era infinitamente más fácil de expresar.


La cabeza es un cubito, tiene dos ojos, una boquita, brazos, manitos, patitas… y desde ahí puedo contar historias con mucha más fluidez. Llevo apenas un mes compartiéndolo públicamente, pero unos dos o tres meses construyéndolo. Y más de 10 años entre mis cuadernos de bocetos.


Todo ha fluido de una manera que me muestra que , este era el camino creativo que necesitaba en este momento.


Ilustraciones de Cobreto hechos por Harlemisa

Normalizar cancelar proyectos


El mensaje que quiero dejarte (y recordarme a mí misma) es este:

Los proyectos fallan. Pero también evolucionan.


A veces crear también es pausar. Editar. Editar otra vez. Soltar cuando ya no puedes más.

Y a veces, soltar es lo que permite que esa idea renazca transformada en algo mucho mejor.



¿Duele? Sí, pero…


El proyecto de los Nimboris ya no existe como proyecto. Pero yo me quedo con mis muñequitos. Existen. Son míos. Me acompañaron cuando más los necesitaba. Tengo cuatro terminados y diez más en proceso que ahora decoran mi casa.


Siguen siendo mis guardianes. Les agradezco lo que me dieron y lo que me permitieron crear.

Y ahora, los invito a este nuevo rumbo creativo con Cobreto. Le veo un potencial enorme, y aunque es un proyecto joven, se siente claro, honesto y alineado con lo que soy hoy.


Ese es el mensaje que quiero dejar por ahora.


ree

 
 
 

Comentarios


💌 Únete a mi boletín para mantenerte al día con mis proyectos más recientes 

Thanks for subscribing!

©HARLEMISA

  • Instagram
  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn
  • Youtube
bottom of page